PASTOR MARIO VEGA LLAMA A LA DESOBEDIENCIA CIVIL POR MEDIO DE UN EDITORIAL
La iglesia Elim y El Diario de Hoy publicaron un editorial de Mario Vega, reconocido pastor de iglesias cristianas evangélicas, en donde el líder religioso llamaba a la desobediencia civil ante la situación politica que el país vive.
El texto ha sido duramente criticado por parte del oficialismo, uno de sus principales detractores fue el recién mencionado en la Lista Engel, Walter Araujo un líder digital del partido Nuevas Ideas.
El articulo publicado en ambas plataforma es el siguiente: (Texto original)
Los reyes egipcios de la decimoctava dinastía desarrollaron desconfianza hacia los extranjeros que vivían en su territorio. Ese elemento ayuda a explicar la razón por la que el faraón del Éxodo ordenó a las parteras matar a los niños israelitas al momento de nacer. Esa decisión fue el punto de inflexión que hizo despertar a los israelitas a la realidad hostil que vivían sin que les quedara ya ninguna duda. Fue entonces también cuando las parteras tomaron la decisión de desobedecer el mandato del rey basándose en sus principios personales. Ellas eran plenamente conscientes de que arriesgaban sus vidas al tomar una decisión tan osada. Pero, estaban convencidas de que ese era el camino de lo moral y correcto. Al final, Dios terminó bendiciéndolas, lo cual, se vuelve un problema para aquellos que piensan que Dios está siempre del lado de los gobernantes. El caso de las parteras es, probablemente, el ejemplo de desobediencia civil más antiguo que se registra.
Cuando los ciudadanos están descontentos con una o varias leyes que son indefendibles y que afectan a las mayorías, siempre queda el recurso de la desobediencia civil que es un acto premeditado de rechazo pacífico, pero activo. La base de la desobediencia es ética: aunque el hecho de insumisión es ilegal (desde el punto de vista de la ley despótica), guarda una lealtad a los principios de libertad, justicia y respeto a los derechos humanos. Los ciudadanos no deben renunciar a su conciencia ante un legislador. La dignidad debe ser insobornable pues en ella se basa la cualidad de ser una persona. Henry David Thoreau, quien fue el sistematizador de la desobediencia civil, lo expresó así: “No es deseable cultivar respeto por la ley más de por lo que es correcto. La única obligación a la que tengo derecho de asumir es a la de hacer siempre lo que creo correcto”.
El adoptar una posición de desobediencia civil demanda valentía, pues las consecuencias del desacato suelen ser crueles y violentas. Solo la fuerte convicción de que se hace lo correcto puede mantener firmes a quienes optan por seguir sus conciencias, no porque sea cómodo. A los gobiernos les fastidia la desobediencia porque es la prueba de su incapacidad para someter a los individuos. Nadie puede entrometerse en la libertad última de los ciudadanos de actuar conforme a sus convicciones y su fe. Las amenazas, el acoso y la prisión no pueden doblegar a las personas dignas. Como también lo dijo Thoreau: “Bajo un gobierno que encarcela injustamente, el verdadero lugar para un hombre justo está en la cárcel… es allí, en ese suelo separado, pero más libre y honorable, donde el Estado coloca a los que no están con él, sino en su contra, donde el hombre libre puede habitar con honor”.
La desobediencia civil también demanda espiritualidad. Para poseer el carácter disciplinado que sacrifica la imagen pública, la libertad y hasta la vida se necesita una visión de trascendencia. La fe habilita al disidente a creer que los sacrificios del presente son solo condiciones temporales que contribuyen a la construcción de un futuro mejor. Futuro en el que las leyes absurdas habrán sido derrotadas y se vivirán condiciones favorables para la justicia y la libertad. La convicción de que ese mañana llegará les impulsa a no ser conformistas, cobardes ni irresponsables. Por el contrario, les infunde la valentía, la firmeza y la paz que se requiere para ser firmes contra lo inaceptable.